Una receta fácil para acabar el domingo.
A pesar del nombre que tiene, esta receta no se realiza con la salsa holandesa tradicional, es más, no tiene nada que ver con sus ingredientes. Y es que al ser una receta traspasada verbalmente, no sabría deciros por qué la bautizaron así. De manera que simplemente os la dejo, y espero que la disfrutéis.
Ingredientes:
2 solomillos de cerdo
1/2 litro de leche entera
2 cucharadas de mantequilla
Sal, pimienta, canela y avecrem
Preparación:
Sazonamos los solomillos con sal, pimienta y canela.
Derretimos la mantequilla en una cacerola y sellamos los solomillos.
Una vez sellados, añadimos la leche, que tiene que cubrir un poco más de la mitad de la carne, y le añadimos la pastilla de avecrem.
Mezclamos bien y dejamos cocinar a fuego lento durante aproximadamente 2 horas.
La leche se va cuajando poco a poco, y aunque a la vista quede grumosa, no os preocupéis, que es así como se tiene que quedar.
Hay que ir dándole la vuelta a los solomillos de vez en cuando para que no se peguen.
Acabaremos la cocción cuando veamos que se va consumiendo la leche y va tomando un tono un poco más tostado.
La carne queda muy suave y sabrosa, y combina perfectamente con un arroz o patatas cocidas.
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